Foto: Tono Arias

Someplace where there isn’t any trouble… [tossing a piece of her cruller to Toto] …do you suppose there is such a place, Toto? There must be. It’s not a place you can get to by a boat or train. It’s far, far away… behind the moon… beyond the rain.

Cuando comencé a trabajar en el comisariado de la exposición colectiva “Adriano, Sesión Continua” junto a los compañeros de Lumen, tenía muy claro que mi pieza quería que fuera de corte documental. Me interesaba no registrar solamente la huella o el lugar en sí que suponía y circundaba el cine Adriano, sino que lo que me generaba mayor interés era la traza y huella que la memoria del mismo habían dejado en la zona.

Me dispuse de esta manera a comenzar a recuperar documentación de todo tipo, álbum familiar, documentos, carteles, prospectos, etc. etc., pistas de un pasado que aunque muy presente en la zona, parecía estar escondido en baúles muy bien cerrados o en basureros ya muy lejanos. Así que, seguí preguntando y preguntando, hablando con vecinos y visitando las hemerotecas de la zona, tanto la de Pontedeume como la del Ateneo Ferrolán, en la que me tope con tristeza, que sus fondos aun seguían secuestrados.

Puestos en este punto, mi ánimo era ya peligroso, ya que no tenía muy claro por dónde tirar, había recolectado muchas historias, pero no tenía muy claro que hacer con ellas. Pero seguí buscando, ya que no sabía muy bien donde quería llegar, así que por consiguiente, tampoco sabía cuando debía parar, y aunque esto me producía cierto vértigo, los plazos eran los que eran y no sólo había la opción de seguir hacia delante.

Seguí conectando con gente de la zona, descendientes, conocidos y al fin me hice con un puñado decente de documentación, facturas, fotos, carteles, libros de cuentas, cartas… un jugoso material, que aunque a mí me parecía insuficiente, dado a todo de lo que me habían hablado, tuve que dar por válido, ya que el tiempo se echaba encima. Y aquí llegué a la primera encrucijada; historias y documentos, y todo por hacer, ¿qué hacer con esto? Le di vueltas y más vueltas, y llegué a la conclusión de que todas las historias y memorias, confluían hacía una rutina similar, unos recorridos muy parecidos, y unos patrones de historias, fascinantemente similares.

Fue entonces cuando me di cuenta que ahí es donde estaba la huella del cine, en esas rutinas de domingo para ir al cine, a la Solana, al baile de Maceiras, las que habían marcado todo el ocio de la década de los 50 y 60. Así que me pareció lo más sensato contactar con un lugareño y recorrer por mí misma, y en su compañía, esos caminos de los que me hablaban y tomar fotografías casi a modo de Street View de todo aquello que era referencial o lugar común en las memorias de los habitantes de la parroquia de Barallobre.

En este momento ya podía añadir al material de archivo y a las historias de viva voz, el material que yo había disparado por toda la parroquia y en el propio cine. Avivada por las lecturas en torno a Robert Walser y otros teorizantes del caminar, decidí articular todo el discurso de este trabajo documental en torno a la idea del camino y el caminar.

Recopilé todas mis imágenes y tracé sobre un mapa el camino que había seguido para tomar las imágenes en toda el área que rodeaba el cine y que de alguna manera tenía que ver con pasajes o historias que alguien me había relatado. Tenía tres montones de piezas independientes que deberían ser unidas por esta ruta, pero mi no conseguía saber cómo hasta que un día pinté de amarillo el camino que yo había seguido, y todo tuvo sentido.

Mapa002

El camino que yo había seguido intentando imitar a los habitantes que antaño acudían al cine, no era otro que el camino a Oz, un Oz que se situaba al otro lado de la puerta del Adriano, y al que en cada sesión de cine, los habitantes de Barallobre, abrían su puerta al igual que Dorothy abría la de su casa para encontrarse un mundo en Technicolor, que mucho difería de su realidad y que les impulsaba a soñar y a saber que había más cosas y otras vidas que vivir fuera de Barallobre. Es por eso que decidí tildar a mi proyecto de un aura de realismo mágico que se tejiera en torno a la figura del mago de Oz.

Realicé una pieza audiovisual en la que el mundo real, estaba separado del imaginario u Oz en el que todo se entremezcla.

El mundo real consta de un texto en pared, un mapa en pared en el que se marcan los lugares comunes a las memorias en historias y una vitrina en la que se deposita documentación original del cine. A mayores un camino amarillo y unas zuecas rojas marcas en camino a seguir para leer el texto.

El mundo mágico, Oz, se resuelve a través de una cabina totalmente a oscuras a la que se accede con ayuda de una linterna, (un símil a la mágica sensación de entrar en un cine con una película ya empezada). Dentro de la cabina oímos un latido sordo y vemos un corazón de luz latiendo en la puerta del Adriano, que nos anuncia, que el Adriano aún está vivo y que en el laten muchas memorias. Con la ayuda de la linterna podremos ver fotos de archivo, prospectos e imágenes actuales que se relacionan a través de historias que aunque no se explican explícitamente, el espectador podrá intuir.

Os dejo un video de la pieza en la casa de la Cultura de Fene y otro con el video que se proyectó el día de la inauguración en el propio Cine Adriano.

https://vimeo.com/129127381

Ya he hablado del cine y de las motivaciones de este proyecto aquí, por si es del interés de alguien.

P.D. He recopilado la documentación que he ido encontrando sobre el cine en un blog, voy subiendo poquito a poco, si tienen algo, ruego me lo hagan llegar para que todo el mundo pueda verlo. El blog es este.