Mamá quiero ser una beatnik. #LarryFink, el #MAC y #Coruña

Instalación de Pablo Mercado en el MAC
Body and Soul de Larry Fink

Llegué al MAC bastante temprano. Pablo aún no había llegado y mientras le esperé observé con gusto que la sala de fondos había cambiado, así que poquito a poquito, bañada por la luz que entra por el jardín cubierto de este gozoso, habitado, utilizado y precioso museo (así deberían ser todos), me introduje en un espacio que habla del espacio y cara a cara, mantuvimos un fructífero diálogo de tú a tú sobre el “lugar” como concepto y como experiencia. Pero como mi visita tenía otro menester, me apresuré a subir al primer piso para ver a Larry Fink, mientras Pablono llegaba. 
Maravilla. Sí, maravilla, porque yo iba toda decidida a ver una exposición sobre el glamour y las noches robadas a un Hollywood decadente a ciertas horas y me encontré engatusada por la serie “Social Graces”, pero sobre todo por la serie dedicada a los “Beatniks”.¿ Quién no querría haber compartido carretera[i] con Laurence “Turk” LeClair al ver estas imágenes? Desde luego a mí me han parecido quizás las más icónicas del movimiento beatnik. Las imágenes de Fink son una mirilla descarada por la que nos insertamos en un mundo que no es el nuestro. Da la impresión de estar mirando de soslayo entre dos cortinas, somos a la vez espía y cómplice. Con Fink, vamos al METde fiesta, nos colamos en las fiestas de los Óscar y vemos como las horas tardías hacen mutar a personajes que hemos interiorizado teñidos del glamour que les da la pantalla en personajes despojados de toda ínfula y retornados a su condición humana. Pero Fink también nos lleva a la fiesta de graduación del chico de los Sabatini, una familia obrera de Pennsylvania, y nos mete dentro de su casa, nos sienta en su sofá y nos hace compartir sus miserias que se contraponen con las vidas de los ricachones neoyorkinos a los que también nos presenta.

Laurence «Turk» LeClair, Beatnik, 1958-1962

Mientras me escurría entre estas imágenes llegó Pablo. Pablo y yo nos conocimos en el “II Encontro de Artistas Novos” y ha vuelto a Galicia por haberle sido concedida la beca del MAC. Hablamos de vez en cuando y quedé en pasarme a ver lo que estaba haciendo dentro de la beca. Lo primero que me maravilló fue el estudio que tiene dentro del museo que es como estar trabajando en un jardín en el que te llena la luz. Allí conocí a varios de los residentes que comparten beca con él y una vez más, comprobé como lo más enriquecedor a nivel artístico es ver, comentar y compartir espacios de creación. Pasamos un buen rato en el museo. Primero viendo la instalación que está preparando para el museo, y después observando a escondidas como unos niños despistados la comentaban, una delicia.
Visitamos juntos a Kiefer, para mí uno de los grandes hallazgos del día y después ayudamos a otra de las residentes a montar una de las piezas de lo que será su instalación. Pero lo más valioso del día fueron las charlas con Pablo, que del museo pasaron a sobremesa. Hablando de lo humano y lo divino, me ayudó mucho a colocar cosas en mi cabeza que últimamente penden de un hilo, pero lo que más me gustó fue ver el discurso artístico tan coherente que tiene y como su obra cada vez refleja más esto. En fin, un día maravilloso. Y como me quedé con ganas de ser Beatnik, me voy a Tánger en dos días como William S. Burroughs… y ya les contaré a la vuelta. Por cierto, inauguran mañana… ¿se lo van a perder? A las 2

 


[i] On the road, es el libro más célebre de Jack Kerouac. Miembro de la Generación Beat.