El #otoño, las #rutinas y la capacidad para estar #bien

Jesús Madriñán «Good Night, London»

Parece que el otoño ya se ha instalado y yo estoy poniendo todo de mi parte para estar bien y seguir disfrutando siendo diferente. O al menos ese es el sabio consejo que me dio un amigo hace poco: “no te preocupes y disfruta de ser diferente”. Pero mientras yo me empeño en establecer hábitos y rutinas que consigan resucitar a la Carolina pizpireta, cada vez me siento más aislada, y no sólo eso sino que también me siento rechazada y eso es quizá lo más terrible de toda la historia. El caso es que con el otoño han llegado las rutinas y no sólo las que yo me autoimpongo fruto de consejos que dicen que es lo necesario para sentirse bien (nutrición, ejercicio, ocio y descanso), sino también las rutinas propias de la ciudad, en este caso de una ciudad en ruinas, pero ciudad al fin y al cabo. Y con estas rutinas, llegan las exposiciones de temporada, la programación teatral, los cursos, etc… y la vida sigue su curso. El viernes pasado se inauguró “Slow Motion” en el Centro Torrente Ballester de Ferrol. Tenía muchas ganas por asistir, pero por azar llegué media hora tarde y la sala estaba ya prácticamente desierta. Bueno, yo diría vacía, pero no desierta, ya que la sala se llena simplemente con la fuerte presencia de las personas que allí están retratadas por Jesús Madriñán. La muestra me pareció sublime, de una fuerza feroz. Las poses frágiles de los hombres, la quietud del bodegón, lo desafiante y duro de la figura femenina, toda esta amalgama de sensaciones me dejó bastante aturdida, de hecho a los dos días volví a apreciarla con calma, y sinceramente, entre aquellas figuras humanas sentí que quizá podría volver a creer en algo y aunque fuera por un momento una chispa pizpireta se formó en mi iris. No dejen de verla. Es un lujo.