Ten

Hace mucho que no paso por aquí, realmente hace mucho que no paso por ningún sitio. Perdí intensidad e interés por todo, supongo que por una acumulación de mucho y una recolecta de nada.

Hace poco más de un año, me rompí una pierna. Fue en un recóndito rincón a los pies de un monasterio en un país bastante al este de donde yo vivo, y quizá, aunque no deseado y recibido en aquel momento como cien mil puñales, ahora visto con la distancia, creo que el tobillo se quebró para que mi cabeza se salvara. Grietas tapando grietas.

Tiempo para retroceder. Tiempo para perdonar, para olvidar, para reflexionar y para conciliar. Una escayola para anclarse a la vida, para volver a lo más profundo. Parece increíble pero son las situaciones adversas las que nos devuelven al mundo. Nunca tenemos tiempo a parar y es por eso que nunca somos capaces de dimensionar el tiempo, ni siquiera de sufrir el vértigo de su paso fugaz, sólo trotamos hacia metas que hoy ya no veo tan claras.

Tuve tiempo y no hice nada. Eso me redimió. Volví a reunir en torno a mi tobillo a los amigos de siempre, a los que nunca tenía tiempo que dedicar, tuve tiempo de leer, de ver, de escuchar y sobre todo de volver a disfrutar de mi familia, de las charlas con mi abuelo, en resumen del tiempo. Y no es sólo lo que hice lo que me salvó, sino también lo que dejé de hacer. Dejé de fotografíar y empecé sólo a mirar, dejé de asistir a las primeras filas y me senté en el asiento de atrás de todo. Simplemente me dejé decepcionar por aquello que me estaba quemando y corrí a emocionarme con los placeres más sencillos de la vida. Y funcionó. Un año después recupero unas ganas tibias pero fuertes.

En un tiempo como este que me atañe, lleno de decisiones vitales, de llantos de pérdida, de alborozos de ilusión, en este carrusel de emoción, me siento otra vez firmemente agarrada a la vida y todo gracias a mi pie izquierdo y a una determinación de hierro de no rendirse.

Hoy publico una simple y tímida nueva serie de diez poemas y diez imágenes que reflejan ese ser más interior, la vuelta al origen, a ese contacto virgen y desnudo con el entorno que nunca debemos abandonar. Piel.

Los poemas los escribí en 2.008, las fotos las he ido haciendo durante estos últimos años en este camino de pérdidas en el que no he parado de acumular ganancias.

Ten, son diez imágenes, diez poemas que te ofrezco.

Dejo aquí un pequeño video del cuaderno que he montado con fotos y textos.

Ten from Carolina on Vimeo.